Otra vez me encuentro aquí,
devanándome los sesos con mi aderezo,
reclamándole a mis vacíos bolsillos
los pagarés de mis excesos.
¿Dónde quedó el huracán en celo,
la lluvia que empapa?
Ya únicamente devuelve el espejo
una silueta de humo a mi mirada.
De este ajuste de cuentas,
del que difícil es salir ileso,
sólo queda acabar el café,
pagar la cuenta y mañana nos vemos.
Ahora o nunca
Hace 1 año