jueves, 1 de octubre de 2009

Vestigios del amor universal

Ya no sé si es la visión del mundo
que me ofreces: tan amable a veces;
tan realista otras,
pero siempre tan adecuada para mí.
Tal vez sea el rubor que me provocas
cuando Eres, en mayúscula,
segunda persona del singular
del verbo ser, tiempo presente.
Serán las estrellas de cartón
que alumbran mi camino,
el cruce de piernas entre sábanas,
que nunca te gane en el ring.
Tienes el don de hacerme sentir
alta costura deshilachada,
ésa que tanto me gusta,
de lograr que me exija
únicamente la mejor versión de mí.
Igual es el hueco que ahora llenas
en mi cama, la recompensa del insomnio,
las poesías que escribes sin querer.
Quiero seguir oliendo a ti cada mañana,
fantasear con que el futuro me depara
un trocito más de ti.
Entonces será que el amor universal
no nos engaña,
se actualiza plenamente
cuando se personifica en ti.