jueves, 31 de julio de 2008

21, blackjack

De nuevo me siento en la mesa,
juego mis cartas,
no puedo fallar.
Tengo el don de elevar las apuestas;
toca perder
cuando juego a ganar.

Me ficharon en todos los casinos,
"sin riesgo no hay triunfo"
tiendo a pensar.
Mis cálculos fallan, equivoco el camino,
huelo el all-in
cuando me debo retirar.

Arriba las cartas,
el croupier no me fía,
en la mesa,
21, blackjack,
la banca me ha vuelto
a ganar.

miércoles, 30 de julio de 2008

Esperando el silbido

Pasan las horas, no escucho el silbido,
es de noche y aquí no tengo balcón.
Abro la ventana, enciendo un pitillo,
la luna ilumina el salón.
Me empapo de Neruda, Machado y Bécquer
¡Quién pudiera escribir como vos!
Nunca fui docto en escoger palabras,
no sé escribir poesía pidiendo perdón.
Ábreme el pecho y registra,
encontrarás lamentos e ilusión.
Se fueron las nubes, verás las estrellas,
lejanas y distantes,
como tu voz.
Quisiera jugar, sólo pido un poquito,
disfruto cuando arañas mi corazón.
No olvides que cambio todo un paraíso
por tu estrella de cartón.

martes, 29 de julio de 2008

Soy

Soy el poeta, que insomne carga
con la palabra contra el mundo
y que al tiempo alaba sin cesar.

Soy el cantante, ronco de ilusiones,
que al bajar del escenario
recita tímido sus canciones.

Soy el soñador, jóven e insensato,
que anhela un mundo nuevo,
cree en la magia y en los hados.

Soy el filósofo, que armado con la razón
ahoga llantos y emociones
bajo su sabio caparazón.

Soy el lascivo, sureño y pasional,
que aprende técnicas de oriente,
el que folla en lugar de descansar.

Soy el vampiro, golfo e introspectivo,
que pone el despertador a las 10 siendo las 5,
que adora la noche y el frío.

Soy todos y ninguno,
aprendiz de todo, maestro de nada.
Lo mejor de mis despojos
y la sombra de mis hazañas.

lunes, 28 de julio de 2008

Tras Ciento volando...

Y este humo del cigarro ya liado
tras Ciento volando de Sabina que leí,
me devuelve al salón, meditabundo,
para incumplir la promesa y escribir.

Este soneto, salve rima y estructura,
contiene lo que no debí decir y escribo,
para que guarde en el cahón de mis locuras
un trocito más de mí, luego sigo.

Prefiero la amarga desilusión
de vivir y soñar al unísono
que esconderla en el tintero del olvido.

Perdone si no aguanté la tentación,
para no llevarle al equívoco,
pienso en ustéh y escribo, luego existo.

sábado, 26 de julio de 2008

Ahí sigue

Mata el tiempo,
irremediablemente lento,
inexorablemente arrasando.
Aviva el recuerdo,
innecesariamente amargo,
impecablemente certero.
Agranda la distancia,
inevitablemente existente,
irreductiblemente lejana.
Pero ahí sigue su estrella que,
impasible,
reduce el tiempo a un suspiro,
rauda,
alegra vivamente el recuerdo,
y mordaz,
acorta la distancia presente.

viernes, 25 de julio de 2008

Una noche más

La habitación se sentía vacía sin ese aroma de incertidumbre y deseo que acostumbraba a flotar en su interior. Él lo notaba especialmente en esas calurosas noches de verano en las que la huida al balcón se antojaba como la única salida frente a una noche de insomnio y desidia, en esas noches en las que el tiempo juega a estirarse irremediablemente en su contra, en esas noches en las que tenía especialmente ganas de ella.
Nunca terminó de perderse ese aroma en su habitación. Al fin y al cabo, sólo era eso, una noche más.

jueves, 24 de julio de 2008

Podría ponerme

Podría ponerme estúpido y decir:
"no merece la pena, ahorro magia,
las fechas de caducidad no son para mí".

Podría ponerme básico y decir:
"sólo pienso en adentrarme en tus piernas,
enredarme en tu pelo y sudar junto a ti".

Podría ponerme autodestructivo y decir:
"sé que esto acabará conmigo,
pero me excita tanto que sea así".

Pero debo ser franco y decir:
"no te vendo señales de humo,
no me gusta fingir.
Lo que soy, ya te lo dihe,
lo escribí antes para ti".

miércoles, 23 de julio de 2008

Jugando a ser poeta

Se merece una noche como ésta,
de sincera lección de cruda realidad,
que sueñe más intensamente que nunca,
que olvide que de madrugada se debe descansar.

No le pidas una tregua a esta condena,
no quisiera a los infiernos regresar.
Mi corazón anestesiado no funciona
y hoy bombea tanto que va a estallar.

No dejemos que el miedo que nos llena
ahogue nuestras ansias de volar.
Sería tan triste que al pasar fugaz la estrella
la niebla del futuro no la dejara contemplar.

Y no creas que esto es un reproche,
no podría hacerle eso jamás.
En ocasiones juego a ser poeta,
escribo lo que siento y nada más.

martes, 22 de julio de 2008

Las tuyas, los míos

La paz de la noche:
estrellas; los grillos.
El humo que quema,
en mi garganta,
un suspiro.

La luna que ríe
más llena y blanca
que nunca.
Mi reflejo inútil
en sus manchas oscuras.

La balanza que desgarradora
desequilibra lo conseguido.
Tus miedos, mis dudas,
las tuyas, los míos.