Te sientas al bajar
a la estación
y pides un cigarro.
Como siempre esperar
es la mejor opción.
Tú te empeñas
en poner un listón
cada vez más alto.
La despedida,
a pie de andén,
se convierte
poco a poco
en nuestro hábito.
Quedan cinco horas
soportándome
a mí mismo.
Quedan cinco horas
acariciándote
en cada suspiro.
Ahora o nunca
Hace 1 año
1 comentario:
jo...qué bonito...
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