La habitación se sentía vacía sin ese aroma de incertidumbre y deseo que acostumbraba a flotar en su interior. Él lo notaba especialmente en esas calurosas noches de verano en las que la huida al balcón se antojaba como la única salida frente a una noche de insomnio y desidia, en esas noches en las que el tiempo juega a estirarse irremediablemente en su contra, en esas noches en las que tenía especialmente ganas de ella.
Nunca terminó de perderse ese aroma en su habitación. Al fin y al cabo, sólo era eso, una noche más.
Ahora o nunca
Hace 1 año
1 comentario:
¡J.!
Nadie se merece tus insomnios...
Aunque si eso hace que escribas cosas como ésta... ¡bienvenidas sean tus noches en vela! ;)
Creo que esta página comienza a crearme adicción.. jeje
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