Suavemente, con delicadeza,
acaricio nuestra herida,
nuestra condena,
la que nos vio nacer
y nos acompaña
en cada paso del camino.
Lentamente, con miedo,
pienso en los versos
que no escribo,
en aquellos que,
cuando te marches,
por ti escribiré.
Torpemente, con sumo descuido,
me empapo de toda tu magia,
sin mesura,
tatuando con tus besos
cada poro
de mi blanca piel.
Inútilmente, con desesperanza,
trato de olvidar
nuestro sino,
un dos besos, gracias por todo,
en mi ausencia
hazme un favor y cuidate.
Ahora o nunca
Hace 1 año