Durante un instante, se detuvo frente al mar y contempló absorto esa extraña comunión entre las olas y las rocas, ese hacer el amor con delicadeza propio de la mar en calma.
La melodía de fondo, acompañada por golondrinas aún ociosas y gaviotas ya dispuestas a descansar, completaba el panorama del nublado atardecer en la costa galega.
Durante ese instante, al menos, fluyó.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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