El insistente zumbido de las moscas a su alrededor le aconsejó recordarle porqué retomó costumbres ya olvidadas.
Posiblemente la alineación de los planetas fuera la correcta o fue, simplemente, una de esas cosas que tienen que ocurrir por algún caprichoso deseo del azar.
Por último, pensó que, quizás, la única respuesta es que afloró el deseo tantas veces reprimido en el momento y en el lugar adecuados.
Y es que hay cosas tan profundas que no podemos evitar.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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