A veces, caigo en la cuenta
y entiendo, en parte,
este juego entre los dos.
A veces, el tiempo
se detiene y vuela
con sólo escuchar tu voz.
A veces, basta
con mirarme en tu reflejo
para apostarlo todo
sobre el colchón.
A veces, gana tu razón
sobre la mía,
aunque acepte con resignación.
Incluso a veces,
cuando me abrazas,
consigues encogerme el corazón.
Otras, sin embargo,
no necesito mirarte,
ni escucharte, ni entenderte,
ni siquiera sentirte
en mi interior.
Me vale con imaginarte
para no olvidar
todo aquello de lo que
somos capaces
tú y yo.
Ahora o nunca
Hace 1 año
No hay comentarios:
Publicar un comentario