De pie, haciéndole frente
al dantesco atardecer
que a brochazos parece
haber sido pintado,
un poco como yo:
naranja, rojo, amarillo, azulado;
brillante, irascible, templado, calmado.
Me roza el viento y me trae
un cúmulo de retahílas
de hondo calado, firma propia
y doliente pasado.
La mueca se mantiene firme,
reflexiva y trastocada.
No existe mejor sitio para pensar
que el balcón de tu casa.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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