miércoles, 26 de agosto de 2009

A corazón abierto

Cae, implacable, sobre mí
la noche:
afloran los pensamientos más oscuros;
les siguen las emociones más desesperantes.
Mi corazón sobrelleva la batalla.
Cobarde.
Cobarde incapaz de aguantar el envite,
cobarde truhán que aguantas al espejo
que devuelve, dolido,
el aliento que cada vez suena más cerca;
los buenos tiempos que cada vez se ven más lejos.
Cobarde.
Cobarde y triste que te martirizas
creyéndote mártir,
cuando miras a tu alrededor
y eres el único reo.
Y no creas que la noche acabará
cuando acaben los oscuros pensamientos,
cuando salga el sol y disfrace
las carencias que te acompañarán
mientras bombees rápido o lo hagas lento.
Tras la noche más oscura
siempre quedará la peor luz:
la que tu llevas dentro,
corazón infecto.

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