Buscando al poeta de guardia,
escondido tras cada esquina,
rindiendo guiños a su sonrisa.
¿Qué será de él?
¿Qué de sus eternas prisas?
Tal vez tomando café
tras alguna barra,
tal vez en algún balcón
apoyado en la cornisa.
Seguiré la estela de ruinas
que deja a su paso,
indagaré en los posos
que deja al final del vaso.
Ya sé cómo encontrar
al poeta de guardia,
al desastre encarnado:
tendré que dejar de buscarlo,
siempre sale a mi paso.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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