Cansado.
De que nadie diga que es fácil,
de los cigarros en el balcón,
de sentirme a veces tan frágil,
de esta mezcla de resaca y emoción.
De que el teléfono
controle los latidos,
de obviar mi destino,
enciende y vámonos.
De contar por balazos
el próximo encuentro,
lo (im)puesto me sienta peor.
De cenizas que forman
el reloj de mi tiempo,
cansado del efecto acordeón.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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