Cansado.
De que nadie diga que es fácil,
de los cigarros en el balcón,
de sentirme a veces tan frágil,
de esta mezcla de resaca y emoción.
De que el teléfono
controle los latidos,
de obviar mi destino,
enciende y vámonos.
De contar por balazos
el próximo encuentro,
lo (im)puesto me sienta peor.
De cenizas que forman
el reloj de mi tiempo,
cansado del efecto acordeón.
El rumor de los trenes
Hace 18 horas
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