En ese instante en el que el tiempo se detiene,
anudados,
a la puerta de algún dúplex sorprendente,
se disipan los temores,
ya inexistentes.
Crecen las alas que desafían
la fuerza del azar latente.
Y la noche insiste en mantener la magia,
incidente,
que vuela por la habitación,
sincera y caliente,
habitación que no se queja
al ver a dos corazones arañarse
profunda
y mutuamente.
Me dejo empapar
por el chispeo de estrellas.
Ahora o nunca
Hace 1 año
1 comentario:
Es la primera vez que escribo....
que raro..no crees??
chispeando estrellas...
Pd: BONNE SOIRÉE..
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