Y si amanece por fin,
no quiero que mis lágrimas
empañen
lo que en la noche no tuvo
ni principio, ni fin.
Si mi recuerdo duele,
anestésialo
con caricias, con ilusiones,
con la duda de un posible encuentro,
con saber que los límites del tiempo y la distancia
se quiebran
cuando sonríes junto a mí.
Si mi recuerdo mata,
avisa,
pues estoy dipuesto
a morir por ti.
Pero, si mi recuerdo alegra
algún pequeño rincón de tu alma;
que al leerme puedas,
volando,
transportarte al momento
en que anudados callas,
no me lo digas.
Y si amanece por fin,
quiero que sea hoy mañana
ayer noche todavía.
Ahora o nunca
Hace 1 año