La noche volvió a parecerle eterna y desgarrada. Sabía que supondría un duro encuentro entre sus anhelos y una realidad tan puta que ni se digna a hacerte la cama.
La noche.
No bastaba con cabalgar a lomos del balsámico corcel de la lírica becqueriana, no bastaba con plantar colillas hasta bien entrada la madrugada. En realidad no le bastaba nada.
Era tan consciente de ese hueco de magia en su cama que no podía sino echarle de menos.
Echaría de menos echarle de menos.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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