jueves, 19 de junio de 2008

Sol de invierno

- ¿Qué te pasa?
- Na...Nada -Contestó él titubeando.
Todavía se encontraba abrumado por la situación. Repicaban a duelo sus campanas de alarma, las palabras de ella resonaban insistentes en su mente y enturbiaban inexorables la parte más sensible de su corazón.
Era consciente de que no podría repetir esos momentos de inestable silencio con ella.
A pesar de que pedía a gritos su alma explotar en forma de llanto lluvioso, inexplicablemente, comenzó a reir a carcajadas.
- Y ahora, ¿por qué ries? -Preguntó.
- A veces, sólo a veces, entiendo la gracia de lo que suponemos tú y yo.
A veces, sólo a veces, el sol de invierno pica hasta quemar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

=) Es genial. Guille, yo de mayor quiero ser como tú. =P
Jaja