Como siempre, apuró hasta la última calada para comenzar. Nunca fue capaz de emprender algo sin el estresante estímulo de notar que el tiempo se le venía encima; sin esa presión que le imprime una dosis extra de valor para afrontar el imposible. Y él adoraba soñar.
Por suerte, esta vez hizo lo que no acostumbraba a hacer: actuar al instante.
Por desgracia, esta vez no cambiaría en él nada por más de unas horas...
Seguirá apurando hasta la última calada para comenzar.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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