Cuando apriete el frío,
cuando el mundo sea
sórdido y ajeno
y las nubes del recuerdo
empañen, con sus gotas,
el incandescente firmamento
de tu miel visión.
Cuando nieve en estío,
cuando los copos
traigan, con la brisa,
tu olor discreto
cargado de caricias
hasta inundar
mi reflexivo balcón.
Y, sobre todo,
cuando no haya nada tuyo,
ni nada mío,
cuando pasemos a ser
algún verso olvidado
de un poeta soñador.
Cuando el tiempo
eche en falta
que le envidemos,
con brío.
Cuando no brillen
las estrellas de cartón.
Ten presente, a pesar de ello,
que la magia que irradiamos
al fundirnos en sudor,
siempre será envidiada,
por los astros,
al sentirse incapaces
de crear algo mejor.
Ten presente que así,
al menos, lo tendré presento yo.
Ahora o nunca
Hace 1 año
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